
El aprender las lecciones del pasado les permite andar con confianza en la luz sin correr el riesgo de tropezar en tinieblas. Así es como se supone que debe ser. Éste es el plan de Dios: el padre y la madre, el abuelo y la abuela, enseñan a sus hijos; los hijos aprenden de ellos y entonces se vuelven una generación más recta mediante sus propias experiencias y oportunidades. El aprender las lecciones del pasado les permite edificar un testimonio personal sobre la roca sólida de la obediencia, de la fe y del testimonio del Espíritu." (Elder M. Russell Ballard, Liahona mayo 2009, pág.33-34)
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